“Camino al Campo De Su Vida”
“Aún cuando estés agotado de la vida, aún cuando tu trabajo no sea por todos elogiado, tienes que levantarte y diariamente trabajar en él, aun cuando solo te rodee un dulce y frío silencio”. ver texto
Manos arrugadas y quebradas por el sol, jeans de tono blanquecino por efecto de la tierra y el desgaste de tanto uso prolongado, camisa a cuadros arremangada hasta los codos por su dueño, botines negros que ya son plomos por efecto de la tierra, sombrero negro desteñido por el sol y maltratado por la lluvia se dirige a paso firme por los caminos del sur de Chile al campo que su padre le dejó como herencia.
Manos arrugadas y quebradas por el sol, jeans de tono blanquecino por efecto de la tierra y el desgaste de tanto uso prolongado, camisa a cuadros arremangada hasta los codos por su dueño, botines negros que ya son plomos por efecto de la tierra, sombrero negro desteñido por el sol y maltratado por la lluvia se dirige a paso firme por los caminos del sur de Chile al campo que su padre le dejó como herencia.
Es comienzo del mes de Agosto y camina pensativo al lugar de tanto esfuerzo y de tanto sacrificio. El año pasado fue un duro golpe para su trabajo, ya que hubo sequía como no la había durante 50 años en ese austral país del mundo. Se recuerda todo lo vivido, respira silencioso tanto así que el viento es solo su único compañero. Mira su pala, levanta su vista al cielo y se dice asi mismo: “Francisco Villalobos, es tiempo de trabajar, no hay tiempo para quedarse entrampado en lo que sucedió el año pasado, hay que trabajar porque el Dios de los cielos te dará el sustento para tu vida continuar”.
El primer golpe de la pala a la tierra le recuerda cuando acompañaba a su padre en estas labores, todo le era más fácil ya que contaba con su experiencia y su paciente sabiduría. Él sin duda sabía cuando había que regar y cuando se tenía que cosechar. Cuando era niño su padre le dijo una frase que ahora resuena en su mente y recobra un inmenso sentido: “Este algún día será tu campo y nadie más se preocupará de él, tu tendrás la misión de cada año sembrar, no importando enfermedad, tristeza o soledad”.
Piensa que tal vez este será el último año en que estará en medio de su campo plantando aquellas semillas que sólo Dios sabe si germinarán. En realidad debe darle gracias a Él por tener ese campo inmerecido, tan sólo es un obrero que no sabe cómo hacer aparecer el sol, cómo mitigar la niebla ni menos puede decirle a los cielos que lluevan. Al igual que todos los años piensa que esta será su última siembra y anhela ver con sus ojos el regalo de la cosecha, así ha sido siempre, esa es su vida y si no sigue haciendo esto siente que su existencia pierde sentido. Aun cuando se está quedando sin fuerzas por el trabajo de cada año de quitar la maleza que nadie se atreve a arrancar, de levantarse temprano en la mañana con su pala y rastrillo. Bien sabe Francisco que esa es su labor y la hace con gusto, obrando con fe que el Creador de los cielos, si es su buena voluntad, le dará el sustento diario con el cual pueda a su familia alimentar.
Y así comienza una nueva etapa en su vida. Sabe perfectamente cuales son los problemas que enfrentará pero no vislumbra con que magnitud estos problemas lo intentarán derribar; debe de ser fuerte para soportar la lluvia; esforzado para día a día trabajar o planificar; descansar las horas necesarias para que así sus energías se renueven al despertar. Pero de algo estoy seguro, que Francisco Villalobos no descansará hasta haber plantado en su campo aquellas semillas que con el tiempo germinarán. Cuando su tarea ya está cumplida ahora le queda de esperar el milagro de la cosecha y espera con ansias poderlo contemplar.
El primer golpe de la pala a la tierra le recuerda cuando acompañaba a su padre en estas labores, todo le era más fácil ya que contaba con su experiencia y su paciente sabiduría. Él sin duda sabía cuando había que regar y cuando se tenía que cosechar. Cuando era niño su padre le dijo una frase que ahora resuena en su mente y recobra un inmenso sentido: “Este algún día será tu campo y nadie más se preocupará de él, tu tendrás la misión de cada año sembrar, no importando enfermedad, tristeza o soledad”.
Piensa que tal vez este será el último año en que estará en medio de su campo plantando aquellas semillas que sólo Dios sabe si germinarán. En realidad debe darle gracias a Él por tener ese campo inmerecido, tan sólo es un obrero que no sabe cómo hacer aparecer el sol, cómo mitigar la niebla ni menos puede decirle a los cielos que lluevan. Al igual que todos los años piensa que esta será su última siembra y anhela ver con sus ojos el regalo de la cosecha, así ha sido siempre, esa es su vida y si no sigue haciendo esto siente que su existencia pierde sentido. Aun cuando se está quedando sin fuerzas por el trabajo de cada año de quitar la maleza que nadie se atreve a arrancar, de levantarse temprano en la mañana con su pala y rastrillo. Bien sabe Francisco que esa es su labor y la hace con gusto, obrando con fe que el Creador de los cielos, si es su buena voluntad, le dará el sustento diario con el cual pueda a su familia alimentar.
Y así comienza una nueva etapa en su vida. Sabe perfectamente cuales son los problemas que enfrentará pero no vislumbra con que magnitud estos problemas lo intentarán derribar; debe de ser fuerte para soportar la lluvia; esforzado para día a día trabajar o planificar; descansar las horas necesarias para que así sus energías se renueven al despertar. Pero de algo estoy seguro, que Francisco Villalobos no descansará hasta haber plantado en su campo aquellas semillas que con el tiempo germinarán. Cuando su tarea ya está cumplida ahora le queda de esperar el milagro de la cosecha y espera con ansias poderlo contemplar.
3 comentarios:
muy buen texto Andrés
me gustó especialmente esa parte q dice
hay que trabajar porque el Dios de los cielos me dará el sustento para mi vida continuar
así a seguir no más
cariñossss
Siempre es bueno leer lo que escribes... La foto de mi Flog era del grupo Los de la Torre... estábamos a cargo de ellos el año pasado con Marmoto.
Se viene EJE!
Chau!
Karen
me acordé de Santiago 5:7
=)
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