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jueves, agosto 23, 2007

"Más que el regalo"

"¿Qué es más importante? ¿El Regalo o la persona que te dio aquel obsequio?"
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Aquella noche Miguel y la pequeña Francisca durmieron tan plácidamente como si estuvieran en compañía de su Padre. Antes de dormir jugaron un buen rato con el Viejo José el cual les contó historias sobre su Padre, sobre su vida y sobre su misión en esta tierra como forastero. Durmieron como si la vida fuera un sueño, como si esta vida tan solo es un paso para otra mejor. Sin embargo como toda noche llega a su fin y aquellas alegres criaturas despertaron con un ánimo muy diferente al del día anterior.

El viejo José los oyó levantarse ya que hicieron más ruido de lo esperado, pantuflas y pijamas de dormir rápidamente se asomaron por el comedor, ante lo cual el viejo José tuvo que abandonar el confortable sillón para prepararles tostadas, huevo y leche para el desayuno. Cuando hubo acabado su labor en la cocina se dirigió al comedor, sin embargo los niños no estaban ahí, habían salido al patio en compañía de los regalos que su padre les había dejado y que habían descubierto el día anterior (“Espada y Flor” estos obsequios se comprenden leyendo el escrito anterior). El viejo José los llamó para tomar desayuno a lo cual los niños no aceptaron de muy buena gana sobretodo Miguel que se demoró un poco más como queriendo desafiar la autoridad del viejo. Los niños comieron como siempre, pero no quitaron la mirada de sus regalos como lo hace cualquier niño después de abrir regalos el día de navidad. Y así pasaron el resto del día, ya era media tarde y el viejo José los volvió a llamar, esta vez para decirles que se cambiaran la ropa. Ante esto Miguel contestó:

- Estimado Viejo José – con un tono relativamente desafiante – se que tu te preocupas de nosotros, pero por hoy nos podrías dejar tranquilo, yo y mi hermana estamos entretenidos contemplando y jugando con los obsequios que nos dejó nuestro padre. Estos regalos son lo único que tenemos de él, esto fue lo que el nos dejo antes de su partida.
- Entiendo Miguel – respondió como lo hace alguien que habla con autoridad pero sin necesariamente recurrir al enojo – se que esos obsequios los dejó tu Padre y en eso no hay nada que discutir. Lo discutible en este caso es que ustedes se acuerdan más de los regalos de su Padre que de el. Yo se muy bien que mi entrañable amigo está en una singular batalla en estos momentos y que sin mayores contratiempos saldrá victorioso. Sin embargo ustedes no se preocupan de Él, se que ustedes son pequeños aún, pero lo suficientemente grandes para comenzar a aprender las cosas valiosas de la vida. ¿Qué es más importante? ¿El Regalo o la persona que te dio aquel obsequio?. Yo pienso que hacen bien en preocuparse de los regalos que su Padre les dejó pero lo harían mucho mejor si primero se acordarán de su Él y de cómo utilizar esos regalos para perpetuar su nombre en esta tierra.
- Es cierto lo que dice el viejo José – dijo Francisca con una dulce voz – hemos hecho mal en solo contentarnos con estos regalos, nuestro Padre es mas que esto…
- Perdón estimado José – interrumpió Miguel con un tono de voz resignado – es verdad lo que dices y no estuvo bien lo despreocupados que estuvimos de nuestro padre.
- No dramaticemos tanto – dijo el viejo José con una sonrisa entre labios – queda mucho de vida y no nos enredaremos en estas peleas cotidianas. Vamos acérquense y abrácenme como lo harían si su padre estuviera con ustedes.

Abrazados al Viejo José, éste les comenzó a relatar sobre como los veía su Padre y cuando les comenzaba a contar sobre los sueños para sus vidas, el cansancio invadió a los pequeños, tanto así que tuvo que llevar a miguel y a francisca a sus camas. Al colocar a la pequeña en su cama, esta abrió los ojos y le preguntó al Viejo José:
- Podrías relatarme cuales son los sueños que nuestro Padre tiene para nosotros – con voz cansada y entrecortada dijo Francisca– dinos, no seas malo.
- Mañana cuando despierten – contestó dulcemente el Viejo José – te lo prome…

No alcanzó a terminar la frase el viejo José, cuando escuchó los primeros suspiros de los pequeños. Suspiros de soñadores, durmieron como niños alimentados de un verdadero sueño, tanto así que el Viejo José ese día no durmió y se quedo contemplando sus vidas al son del tic-tac del reloj.

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Foto: http://www.xyfos.com/images/regalo.jpg