Si te gusta el BLOG, ¡COMPÁRTELO! ¡COMÉNTALO!

martes, agosto 26, 2008

“El Cartero y el Ladrón II”

"Cartas que deben ser leidas diariamente"
ver texto


¡Mañana sin falta!... al terminar esta frase, Raúl abrió la reja de la casa y sin duda vio que el buzón estaba repleto de cartas y que Don Benito hoy había dejado un par de cartas más tiradas cerca de la puerta. Las miró con intención de tomarlas y lo primero que dijo: “las leeré mañana sin falta”, y dando unos pasos más entró a la casa. Se dirigió a su cuarto y durmió después de un extenuante día.

Al día siguiente, entre la incesante lluvia y uno que otro trueno, Raúl se despertó más temprano que lo normal. El primer pensamiento que tuvo sin duda fue: “mañana sin falta”. Se levantó abrigando su pijama con una parka acompañado de un paraguas y fue en busca de las cartas que ayer en la noche había prometido leer. Se dirigió al buzón, sin embargo este ya no estaba. Miró con un tanto de tristeza el pilar del buzón, como pretendiendo responder mil preguntas. Volteó para ver si aun quedaban las cartas que estaban en la puerta el día de ayer y ni siquiera éstas se encontraban. Se quedó en silencio, en frente de la reja, cabizbajo y mirando como una que otra gota chocaba con aquel pastelón. ¿Qué dirían aquellas cartas? ¿Por qué donde Benito le prestó más atención a éstas que al pago de las mismas? Se preguntaba Raúl caminando lentamente en dirección para entrar de vuelta a su casa. En ese instante escuchó un grito, y era nada menos que Don Agustín.
- Estimado Joven Raúl – grito con cierto cariño abriendo tempranamente el negocio - ¿le puedo ayudar en algo?
- Si… – respondió dando vuelta la mirada y dirigiéndose nuevamente hacia la reja – sabe don Agustín, como ve… es temprano y me acordé de lo que le prometí el día de ayer. Mire… (apuntando con la mano el lugar del buzón) no hay cartas, se robaron el buzón.
- Que lamentable… - respondió el viejo – sin duda no está el buzón, pero tranquilo.
- Si tan sólo le hubiera hecho caso a usted ayer – prosiguió Raúl – en vez de haberme ido a dormir, haber revisado el buzón y haber guardado las cartas dentro de la casa. ¿Pero quién iba a pensar que hoy en día se iban a robar un buzón? Y un buzón con una que otra cuenta y un par de cartas que ahora pensándolo bien, quizás tenían alguna importancia…
- Pero tranquilo – interrumpió el viejo – Don benito está a punto de pasar, siempre a esta hora tiene una que otra carta que entregar y no creo que este día sea la excepción, siempre tiene algo nuevo que contar y siempre llueva o truene pasa puntualmente.

Y terminadas estas palabras, doblando en la esquina apareció Don benito, el tipico viejo bonachón que todos conocemos. Al parecer ese día se asomó mas alegre por aquella avenida y su divertido bigote así lo reflejaba. Venía cantando como siempre, la misma canción, esa que el mismo compuso hace mucho tiempo atrás. Su bolso como siempre venía abultado pero aquel día era un tanto mayor. Al divisar a lo lejos al viejo le gritó, Agustín!, Agustín! Y al cabo de unos segundos llegó al lugar donde se encontraban conversando Agustin y el joven.

- buenos días Joven Raúl – dijo un animado don benito - Qué bonito el día de hoy ¿No le parece?. Ha dejado de llover, lo que unos minutos atrás era impensado y hasta incluso me atrevería a decir que va a salir el sol
- Si está muy bonito el día , pero algo malo ha sucedido. ¿Se recuerda que ayer tenía un buzón repleto de cartas? Bueno hoy me desperté a buscarlas y no estaban ni las cartas y ni siquiera el buzón… alguien se las robó.
- Vaya, vaya ya veo – sonrió Don benito – pero tranquilo, tengo algo en mi bolsón. Aquí tengo la carta del día de hoy y algo más que tengo guardado en esta bolsa…
- Gracias, al menos tengo una carta – dijo Raúl – oh! ¡Y el buzón! (al ver lo que había dentro de aquella bolsa) Gracias don benito, no sabe cuanto se lo agradezco.
- Ahora ya tienes todas tus cartas – prosiguió don benito – pero yo tendría mas cuidado con la lectura de las cartas. Este ladrón se ha empecinado con robar alguna cosa en este barrio, ahora son las cartas. Pero siempre cae en el mismo error, por mas que quiera pasar inadvertido, siempre estoy dando vueltas por aquí y por allá repartiendo cartas y hoy en la madrugada lo ví cuando se llevaba tu buzón.
- Gracias! – interrumpió Raúl – le prometo que apenas entre a la casa las leeré.
- Me parece bien – dijo un atosigado Don benito al ser abrazado por Raúl – una última cosa para que no seas sorprendido por el ladrón. Lee las cartas diariamente, porque todas tienen un significado especial para cada día. Si las lees todas juntas igual te servirán, pero te sugiero que estés pendiente de no saltarte ninguna carta porque cada una de ellas están hechas para ser saboreadas y aprendidas en el día a día.
- Tiene toda la razón – contestó un emocionado Raúl – trataré de hacer caso a su sugerencia. Hasta luego don Benito y gracias por todo, hasta luego don Agustín.

Continuará...

crédito fotografía: http://api.ning.com/files/GWedJ5QltwAVZObiQaFvkz5Dz*6wK29bqAJX7mlASqEO93Q-lD2DB-nm22ZOx5JnmIgEQhvktJjjFjMvGnoqDQ26hK5fC4mC/Dec1Dec5Letters.jpg