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lunes, octubre 31, 2011

"Zugzwang"

"Obligado a mover"ver texto

"Es una palabra de origen alemán que se utiliza en el ajedrez para describir una posición en donde un jugador está obligado a hacer un movimiento que empeora su situación y que lo lleva (en la mayoría de los casos) a la pérdida del juego. En simples palabras la posibilidad de hacer otra jugada no existe y la opción de poder ganar la partida es casi nula.

De un comienzo de fuerzas parejas y de un sinfín de combinaciones posibles uno de los jugadores debe de realizar una jugada que no es su conveniencia. En el inicio ambos contrincantes tenían las mismas opciones de ganar, de crear, de divertirse, sin embargo llegan a un final con resultados dispares.

Eso es en el juego. Se puede perder la partida, aceptar la derrota y comenzar nuevamente, no obstante en la vida es un tanto diferente el panorama. Nos podemos encontrar en un “zugzwang” en diferentes situaciones y créanme que no debe de ser grato vivirlo.

Como estudiantes creo que más de alguno lo ha vivido. Es frecuente que ustedes o uno de sus amigos les ha dicho que pasará la noche entera estudiante ya que tiene un examen mañana y no ha estudiado lo suficiente. Ese “sueño” de estudiar todos los días y a conciencia ya no se realizó y no hay más remedio que pasar muchas horas estudiando.
Al igual que en el ajedrez, esa persona está obligada hacer algo, tiene que estudiar debido a que no dispone de más tiempo y se tiene que enfocar sólo en esa tarea.

Con las deudas pasa algo similar y la consecuencia es más asfixiante aun. Hay muchas personas en este mundo que viven por así decirlo en “zugzwang”, han hipotecado su vida de tal manera que viven el día a día, mes a mes, año a año sólo para pagar deudas. Optaron por este camino cuando jóvenes y ahora que son adultos ya no hay vuelta atrás, y si la hubiera el precio a pagar es muy caro.

Han perdido la libertad, se trabaja angustiado, con la calculadora en la mano y el sueño de
Hacer lo que siempre se anheló ya es parte del pasado. Nos hemos vuelto esclavos de una u otra manera a cosas que cuando niños ni en los peores sueños nos los habíamos imaginado.

¿Estamos obligado a hacer algo en este minuto? ¿Y esa obligación nos lleva a una pérdida? Tal vez en este minuto no veas ninguna pérdida, pero tal vez esa consecuencia sólo la veas en unos días, meses o años más.

Lucha con tal ganas de salir de esa situación para que nunca más en la vida te vuelvas esclavo de algo que no debieras estarlo. Que tu existencia no se transforme en una “deuda a pagar”, ya sea de tiempo, de dinero o de cualquier otra circunstancia.

"

lunes, octubre 03, 2011

"Herida"

"Tiempo para sanar"ver texto

"Sin duda una situación muy frecuente cuando éramos niños y empezábamos a caminar. Nos caíamos, nos resbalábamos, tropezábamos… más de alguno de nosotros recuerda alguna caída que haya causado una pequeña o grave herida.

Dependiendo de cuán grande haya sido ésta, era el rostro con el cual acudíamos a nuestros padres para que nos sanaran o nos llevaran al médico. Si era pequeña, la podíamos disimular, sin embargo si el dolor era grande, del mismo tamaño era nuestra cara de aflicción. En el mejor de los casos nos colocaban una vendita y en el peor, el caballero de delantal blanco nos decía: “reposo absoluto”. Una frase que odiaba nuestro aventurero corazón.

Éramos niños y queríamos jugar, algo que distaba mucho de la indicación de este caballero ya que nos impedía “creernos superman”, “alcanzar reinos con nuestra espada de madera” y “conquistar a la amada princesa luego de haber luchado con el temible rey”.

No era para nada divertido, ya que nos impedía muchas cosas. Sin embargo era un proceso inevitable para que nuestro corazón volviera en gloria y majestad al estar recuperados. Así que si nuestro tiempo se teñía de reposo absoluto, había que aprovechar esos momentos de desayuno y comida en la cama, de un descanso prolongado.

Un momento tal vez para planificar de mejor forma nuestras “batallas diarias” de ir en busca de un nuevo reino que conquistar y de hacer alianzas con el amigo de infancia, aquel fiel compañero de mágicas batallas.

Pasado el tiempo exacto, ya estábamos recuperados. Claramente se notaba porque la alegría, el ruido y el desorden volvían al hogar. La pierna, el brazo o la mano ya estaban recuperados.

Sin embargo, muchos de nosotros ya estamos más grandes. Esas heridas de niños se han convertido desgraciadamente, en lesiones de adultos. Las físicas, se han vuelto psicológicas y han dañado nuestro sentimiento, han afectado consigo nuestros pensamientos y actuamos como perfectos seres sin respuesta. ¿Qué nos ha pasado? ¿Ha fallado nuestra espada de madera? ¿Nuestro corazón ha cambiado?

Tal vez nos ha sucedido que esas “heridas” no las hemos tratado. No hemos acudido a ese “caballero de blanco” para recibir sus indicaciones. Ni pensar en recibir o aceptar ese reposo absoluto, porque simplemente no se puede… hemos aprendido que siempre el “show debe de continuar”.

Así como cuando niños, nuestro rostro reflejaba la gravedad de nuestra herida, de la misma forma lo hace éste cuando nos miramos en la soledad de ese espejo al levantarnos o acostarnos. No lo maquilles para así ocultar tu dolor.

Ese corazón indomable quiere volar, pero antes para comenzar a emprender el vuelo, es necesario sanar.