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miércoles, diciembre 23, 2009

"El Regreso de la Navidad"

"Porque aun tenemos imaginación para descubrir una historia mágicamente real"
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- ¿Qué hace Vicente? – preguntó Ernesto, su padre
- No se… creo que le escribe una carta a su amigo – respondió la madre
- ¿A Matías?, ¿su amigo, el que siempre viene a casa…? - continuó preguntando el padre

Y mientras continuaba esta conversación entre sus padres, Vicente escribía… Aun hay trenes volando Matías, ¿Te acuerdas del día en que intentamos que nuestro tren volara desde el segundo piso de tu casa? Cayó entre los arbustos del patio y por suerte no le pasó nada… sólo se le salió un poco la pintura y tuvimos que armar uno que otro carrito (vagón) nuevamente. Aprendí a hacer barquitos de papel, pero no son muy resistentes al agua ya que lo coloqué en el lavamanos y se mojó entero. Así que mejor sigo haciendo aviones, de distintos tamaños y colores, los cuales de vez en cuando los tiro por la ventana. Te cuento también que la señora de la esquina no es tan mala como pensábamos, el otro día sonrió y no me dijo nada porque le rompí una de las plantas de su jardín. ¿Ya es jueves? No lo se, pero este año mi papá me dijo que la navidad cae en aquel día.

Me explicó que el jueves es noche buena y el viernes es navidad. En verdad no lo se muy bien, sólo se que te escribo esta carta porque la profesora del colegio me dijo que era bueno escribirle a un amigo en una fecha especial. Ella me contó de un cuento muy fantástico, nos enseñó que era el cuento más real y más increíble que podría existir. Nos dijo que Harry Potter ni siquiera se le parecía, ya que no usa escoba ni nada. Se parecía un poco más al Señor de los Anillos, pero esta historia calza perfecto con una película llamada “Las Crónicas de Narnia”, la cual pudimos ver el último día de clases en el salón del colegio, después de haber tenido clases de matemáticas. Habían unos niños que se metían a un ropero y… mejor ve la película ya que si te la cuento, quizás no la querrás ver y además tengo que salir pronto porque mi mamá nos llevará donde la abuela y tengo que terminar esta carta. No me recuerdo muy bien como nos enseñó la profesora, iré a buscar en mi mochila el papel que nos dio y te lo escribiré tal cual. Matías, encontré el papel y esto es lo que dice: Niños, ustedes que aun tienen imaginación, ustedes que aun sueñan y andan pendientes de jugar y crecer, les contaré una historia que es mágicamente real y que quizás ustedes mejor que nadie la pueden entender. Imagínense un viaje espacial de alguien que vive en los cielos, que recorrió una gran distancia, para aterrizar en la tierra en los brazos de una madre, gestado en una habitación incómoda, llamaba pesebre. Sin embargo es un Rey. Fue un bebé, un niño, un adolescente, un joven, un hombre. Y así de la manera mágica en como llegó, así y quizás de una forma más increíble fue su partida. Un día murió en una cruz, por nuestros errores (o pecados) para así perdonarnos y tener acceso a la vida eterna. Después de esto, pasado tres días, resucitó y volvió a su habitación, el cielo.

Eso nos contó la profesora. ¿Te imaginas pasar una vida eterna jugando? ¿Riéndonos en el pasto? ¿Nadando? Sería muy entretenido. Quizás allá nuestro tren volaría y no se caería. Quizás mis barcos de papel no se echarían a perder como sucede en el lavamanos de mi casa. Ah! Se me olvidaba. El protagonista del cuento que te acabo de contar se llama Jesús… y es por el que celebramos la navidad. No es por el viejo pascuero, aun cuando el tiene una barba blanca muy simpática, sobre todo los verdaderos. Jesús, así se llama… espero que lo recuerdes. Nos vemos amigo, cuando quieras puedes venir a la casa para jugar, jugar toda la tarde y quedarte en mi casa, ya que mi mamá me dio permiso. ¡Feliz Navidad!

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Imagen: http://farm4.static.flickr.com/3030/3008844763_9d8f642779.jpg

martes, diciembre 15, 2009

"Si tan sólo fuéramos Deportistas"

"No escribo sobre un deportista famoso,escribo sobre alguien que no aparece en las portadas de los noticieros"
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Si tan sólo fuéramos deportistas como dice el título del texto. No señalo en fotografía un rostro conocido, ya que ser deportista y conocido entraría en otra categoría y mi escrito se desviaría. Aquel personaje que aparece al costado de este escrito tal vez ni siquiera sabe que aquí aparece, y no es por la magia de Google, es por magia de la vida.


Cual más, cual menos, más de alguno se puede sentir como el tipo de la foto. Ese que va al gimnasio justo antes de la llegada del verano; el que trota por calles solitarias, concurridas o apartadas; el que lo realiza como estilo de vida; el que practica algún deporte, básquetbol, fútbol o natación; incluso a aquellos que sólo tuvieron actividad física en el colegio… a todos aquellos les escribo.

Si tan sólo fuéramos deportistas…lo menciono nuevamente, porque más de alguno de nosotros en el comienzo, desarrollo o final de nuestro ejercicio tuvo una lesión. Quizás apareció brusca o paulatina y silenciosamente. Si nos ocurrió lo primero, lo más sensato que hacemos es parar de inmediato e indagar qué nos sucedió. Sin embargo, hay algunos porfiados que continúan y sólo paran cuando el dolor es mayor. Si nos ocurre lo segundo, seguimos todo tal cual, pero notamos al finalizado el ejercicio que no estamos en perfectas condiciones como al comienzo. ¿Una lesión? Justo cuando llegaba a “mi tiempo”, cuando el músculo comenzaba a ser trabajado o en el instante preciso cuando comenzaba a disfrutar del ejercicio, del aire, del sol y los rápidos latidos de mi corazón. Es necesario parar, ir a casa y si es grave ir al médico. Cuando esto sucede, éste nos señala: “1 semana de reposo absoluto”, por ejemplo. Lo hacemos porque él lo ordenó y al cabo de ese período, nos sentimos mejor, rehabilitados para así retomar el ejercicio con precauciones.

Si tan sólo pudiéramos ver de aquella forma el dolor, no el de tipo físico, sino que el mental, relacional e incluso el espiritual. Sería todo más fácil ya que sabríamos fielmente cuando no podemos continuar, cuando debemos de bajar la intensidad o cuando debemos de continuar. Si tan sólo fuéramos deportistas… pero no lo somos, el ámbito personal no se puede diagnosticar tan fría y exactamente como una lesión muscular (con el respeto de psiquiatras y psicólogos, yo estudio esto último). ¿Qué hacer? Cuando la “lesión” es fuerte nos damos cuenta de inmediato, sin embargo alguno continúan, quizás “dopados” por el dolor o por simple obstinación. Si el dolor es paulatino, ¡wow! Nos damos cuenta transcurrido un tiempo… ¿A quién no le ha pasado? ¿Y qué hacer? Frena, Detente, hasta llegar a cero, ¡Si a cero! No sólo basta con mirar por el “retrovisor”, da vuelta tu cabeza, tu cuerpo, todo e indaga si algo hay que reparar o sanar, si lo viste… anda por ello y restáuralo.

Crédito de la foto: http://www.fmspacio.com/wp-content/uploads/2009/05_MAYO/1305_FabioRusoenlaMaratonAdidas_Fotowwwadidascom_5.JPG