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martes, diciembre 15, 2009

"Si tan sólo fuéramos Deportistas"

"No escribo sobre un deportista famoso,escribo sobre alguien que no aparece en las portadas de los noticieros"
ver texto


Si tan sólo fuéramos deportistas como dice el título del texto. No señalo en fotografía un rostro conocido, ya que ser deportista y conocido entraría en otra categoría y mi escrito se desviaría. Aquel personaje que aparece al costado de este escrito tal vez ni siquiera sabe que aquí aparece, y no es por la magia de Google, es por magia de la vida.


Cual más, cual menos, más de alguno se puede sentir como el tipo de la foto. Ese que va al gimnasio justo antes de la llegada del verano; el que trota por calles solitarias, concurridas o apartadas; el que lo realiza como estilo de vida; el que practica algún deporte, básquetbol, fútbol o natación; incluso a aquellos que sólo tuvieron actividad física en el colegio… a todos aquellos les escribo.

Si tan sólo fuéramos deportistas…lo menciono nuevamente, porque más de alguno de nosotros en el comienzo, desarrollo o final de nuestro ejercicio tuvo una lesión. Quizás apareció brusca o paulatina y silenciosamente. Si nos ocurrió lo primero, lo más sensato que hacemos es parar de inmediato e indagar qué nos sucedió. Sin embargo, hay algunos porfiados que continúan y sólo paran cuando el dolor es mayor. Si nos ocurre lo segundo, seguimos todo tal cual, pero notamos al finalizado el ejercicio que no estamos en perfectas condiciones como al comienzo. ¿Una lesión? Justo cuando llegaba a “mi tiempo”, cuando el músculo comenzaba a ser trabajado o en el instante preciso cuando comenzaba a disfrutar del ejercicio, del aire, del sol y los rápidos latidos de mi corazón. Es necesario parar, ir a casa y si es grave ir al médico. Cuando esto sucede, éste nos señala: “1 semana de reposo absoluto”, por ejemplo. Lo hacemos porque él lo ordenó y al cabo de ese período, nos sentimos mejor, rehabilitados para así retomar el ejercicio con precauciones.

Si tan sólo pudiéramos ver de aquella forma el dolor, no el de tipo físico, sino que el mental, relacional e incluso el espiritual. Sería todo más fácil ya que sabríamos fielmente cuando no podemos continuar, cuando debemos de bajar la intensidad o cuando debemos de continuar. Si tan sólo fuéramos deportistas… pero no lo somos, el ámbito personal no se puede diagnosticar tan fría y exactamente como una lesión muscular (con el respeto de psiquiatras y psicólogos, yo estudio esto último). ¿Qué hacer? Cuando la “lesión” es fuerte nos damos cuenta de inmediato, sin embargo alguno continúan, quizás “dopados” por el dolor o por simple obstinación. Si el dolor es paulatino, ¡wow! Nos damos cuenta transcurrido un tiempo… ¿A quién no le ha pasado? ¿Y qué hacer? Frena, Detente, hasta llegar a cero, ¡Si a cero! No sólo basta con mirar por el “retrovisor”, da vuelta tu cabeza, tu cuerpo, todo e indaga si algo hay que reparar o sanar, si lo viste… anda por ello y restáuralo.

Crédito de la foto: http://www.fmspacio.com/wp-content/uploads/2009/05_MAYO/1305_FabioRusoenlaMaratonAdidas_Fotowwwadidascom_5.JPG

2 comentarios:

Eduardo dijo...

buena, me acordaba del deporte llamado evangelismo, es un ejercicio y sin duda se vive procesos similares a los de un deportista.

PD: viene una 2° parte de la nota, primo?

bendiciones...

Anónimo dijo...

No lo habia leido...
me gusto tu escrito andrés
lo pondré en práctica =)
saludos
Valeska