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miércoles, junio 25, 2008

El Cartero y el Ladrón I

"Aun quedan muchas cartas por leer..."
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Día de semana, afuera el sol brilla tenuemente como buen otoño. El kiosco que se encuentra ubicado en medio de una central calle de aquella costera ciudad, comienza a vender sus primeros periódicos para aquellos madrugadores lectores y uno que otro alimento comprado por un atolondrado estudiante. Y así comienza el día, al compás de don Agustín que aun no ve asomar ni menos levantar a su estimado amigo Raúl, que de cariño lo llama “joven Raúl”. Aquel viejo ha visto pasar una decena de estudiantes por aquella casa ubicada justo al frente de su negocio, pero algo le ha llamado la atención, un cariño especial sin duda. Sin saber Raúl, el viejo conoce todos sus movimientos e innumerables veces ha cerrado tarde su negocio solo porque al joven se le ha olvidado comprar algo para comer.

En una hora un tanto atrasada se levanta Raúl. Prueba de ello es que deja entreabierta la ventana... sale rápidamente acomodando su ropa mientras camina, ni siquiera alcanzó a secar su pelo ni menos tuvo tiempo de revisar todas las cartas que están en el buzón. A media cuadra se encuentra con Benito, el cartero de más edad de la ciudad, el mismo que diariamente le lleva alguna correspondencia. Don Benito lo saluda como intentando entablar una pequeña conversación para así después preguntarle sobre el pago de tanta correspondencia acumulada. Sin embargo Raúl saluda apuradamente, tanto así que al momento de saludar hace parar un microbús que lo lleva a su Universidad.

Mientras su casa sigue vacía y de manera antagónica su buzón de correo sigue igual de lleno que en la mañana, es llenado aun más por Don Benito, el cual no tuvo más remedio que tirar unas cuantas cartas en la puerta (más bien encima del pasto mojado). Pasan las horas, y cuando el sol de la mañana ya tiene puesto el traje de despedida, llega Raúl con un tanto más de frío, tanto así que saluda al viejo Agustín y compra un café. Pasan unos minutos y entre tanto silencio el viejo encuentra el momento justo para entablar una conversación.
- ¿Qué tal tu día “Joven Raúl"? – preguntó el viejo.
- Bueno… - contestó Raúl tomando el café más rápido para acabar la conversación.
- Hoy Benito preguntó por usted – prosiguió Agustín – me hizo ver que usted tiene una deuda pendiente con él desde el mes pasado, pero más que eso me dio el siguiente recado: “Dígale a Raúl que tiene mucha correspondencia, cartas, cobros, pero más que esto cartas… no me importa tanto el pago del dinero, sino más bien la pronta lectura de su correspondencia”.
- Ok, deberas… - contestó un sorprendido Raúl – no me había percatado de que tenía tanta correspondencia. Dígale a Don Benito que disculpe por no conversar con el en la mañana, pero tan solo fue porque iba tarde. También dígale gracias por su recado y por su paciencia conmigo. Es que sabe que don Agustín, a mi se me olvidan las cosas y ando siempre un tanto apurado… muchas gracias por el café… ¿le puedo pagar mañana?, es que hoy día extravié mi billetera y recién mañana mi padre me envía dinero del sur…
- No hay problema “Joven Raúl” – dijo con voz de un viejo amigo – cuando tenga el dinero y se acuerde de pagarme, hágalo (esto último lo dijo sonriendo).
- Gracias, muchas gracias – prosiguió la conversación cruzando la calle y elevando el tono de voz – y dígale a don Benito que mañana recogeré toda la correspondencia, ¡sin falta!

CONTINUARÁ...

creditos fotografía: http://www.flickr.com/photos/sunitabudhrani/2134486574/sizes/m

4 comentarios:

Paus dijo...

jajaj..
MAÑANA SIN FALTA!
y ese mañana quizás nunca llegue...
a quién no le ha pasao, querido Andriu???
interesante escrito, quiero saber qué se va tejiendo después... y saber porqué Raúl vive tan apurado, y qué hace que estos personajes lo comprendan y le tengan tanta paciencia y cariño.

abrazoTs memorísticos...
pasa por mi blog tb :P

Paus dijo...

me acabo de fijar en el título..
el cartero y el ladrón...
falta saber donde está el ladrón!
mishhh!

Bab dijo...

¿El ladrón será quien le impide detenerse a ver su correspondencia?
no sé por qué pensé eso.. jeje
oye andrew muchas gracias por tus ayudas terapéuticas...
espero que continúen
saludos=)

Anónimo dijo...

Hola!

Me gustó la historia, escribes
muy genial, hace mucho no subias
tus escritos genial q lo hayas hecho.
Muchos saludos
Paula