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lunes, octubre 03, 2011

"Herida"

"Tiempo para sanar"ver texto

"Sin duda una situación muy frecuente cuando éramos niños y empezábamos a caminar. Nos caíamos, nos resbalábamos, tropezábamos… más de alguno de nosotros recuerda alguna caída que haya causado una pequeña o grave herida.

Dependiendo de cuán grande haya sido ésta, era el rostro con el cual acudíamos a nuestros padres para que nos sanaran o nos llevaran al médico. Si era pequeña, la podíamos disimular, sin embargo si el dolor era grande, del mismo tamaño era nuestra cara de aflicción. En el mejor de los casos nos colocaban una vendita y en el peor, el caballero de delantal blanco nos decía: “reposo absoluto”. Una frase que odiaba nuestro aventurero corazón.

Éramos niños y queríamos jugar, algo que distaba mucho de la indicación de este caballero ya que nos impedía “creernos superman”, “alcanzar reinos con nuestra espada de madera” y “conquistar a la amada princesa luego de haber luchado con el temible rey”.

No era para nada divertido, ya que nos impedía muchas cosas. Sin embargo era un proceso inevitable para que nuestro corazón volviera en gloria y majestad al estar recuperados. Así que si nuestro tiempo se teñía de reposo absoluto, había que aprovechar esos momentos de desayuno y comida en la cama, de un descanso prolongado.

Un momento tal vez para planificar de mejor forma nuestras “batallas diarias” de ir en busca de un nuevo reino que conquistar y de hacer alianzas con el amigo de infancia, aquel fiel compañero de mágicas batallas.

Pasado el tiempo exacto, ya estábamos recuperados. Claramente se notaba porque la alegría, el ruido y el desorden volvían al hogar. La pierna, el brazo o la mano ya estaban recuperados.

Sin embargo, muchos de nosotros ya estamos más grandes. Esas heridas de niños se han convertido desgraciadamente, en lesiones de adultos. Las físicas, se han vuelto psicológicas y han dañado nuestro sentimiento, han afectado consigo nuestros pensamientos y actuamos como perfectos seres sin respuesta. ¿Qué nos ha pasado? ¿Ha fallado nuestra espada de madera? ¿Nuestro corazón ha cambiado?

Tal vez nos ha sucedido que esas “heridas” no las hemos tratado. No hemos acudido a ese “caballero de blanco” para recibir sus indicaciones. Ni pensar en recibir o aceptar ese reposo absoluto, porque simplemente no se puede… hemos aprendido que siempre el “show debe de continuar”.

Así como cuando niños, nuestro rostro reflejaba la gravedad de nuestra herida, de la misma forma lo hace éste cuando nos miramos en la soledad de ese espejo al levantarnos o acostarnos. No lo maquilles para así ocultar tu dolor.

Ese corazón indomable quiere volar, pero antes para comenzar a emprender el vuelo, es necesario sanar.

5 comentarios:

Andrés Castillo C. dijo...

Gracias a todos los lectores, por sus visitas y/o comentarios.

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Que tengan buena semana
Un abrazo!!

Diane dijo...

Es tan cierto, andrés!!!!!!!!!! Muuuuuuy bien hecho, hermano gemelo!!!

Anónimo dijo...

Muy bueno, tedejo una canación acompañada de un video que creo que le viene bien:

http://www.youtube.com/watch?v=QD3G3h1Ixf4

Paulina Santander

RENATO VIDAL S. dijo...

es así, lamentablemente, saludos buen blog, un abrazo.

Claudia Amo dijo...

Buena reflexión Andres :) hace poco lei el camino de las lagrimas de Bucay, donde en un apartado se utiliza el proceso de sanación de las heridas fisicas para comprender y aceptar que las heridas emocionales tambien requieren ser sanadas.
"El show debe continuar", muchas veces es una falta de respeto para uno y para otros en la que es muy facil caer, y lamemtablemente muy reforzado culturalmente.
Un abrazo Andres, donde sea que te encuentres en estos momentos :)
PD: Pauli!! que linda la canción de las venditas :)